¿DE QUÉ VA TODO ESTO?

Tras años mandando batallas a mis familiares y/o amigos, tras miles de intentos por mi parte de tener un sitio donde compartir mi humor corrosivo y ácido sin obtener frutos, tras rogar, pedir por las buenas, pedir por las malas, llorar y hacer todo lo que se me ha ocurrido... por fin he conseguido tener un blog! Preparaos...

DORMIR CON NIÑOS

 Está claro que en esto gano.
Yo al proceso le bautizo “niños a la cama tras cuento un día mamá otro papá, mamá se da un baño de agua hirviendo 30 o 40 minutos sin que nadie la moleste”.
Y es Luis el que regaña a Jaime hasta que se duerme, porque a mí en eso me hace poco caso, y además, me tiene tomada la medida. Me llama y yo voy como un miura, me sonríe, me pide primero agua, luego un besito, luego me agarra el cuello me empieza a dar mordiscos, a reírse, hasta que acabo con él en la cama, aunque no pueda con mi alma, y allí me pongo como una Gili, porque no tengo otro calificativo…
Además, que me da igual la hora, si son las cuatro como si son las 1once, acabo con ellos tumbada… y la segunda fase de esta operación es aquella en la que Luisete, que al ser mayor es ya más… pillo, como sabe que su padre viene y no soy yo, ha decidido que se viene a mi cama, por mi vera, para no despertar a Luis que le regaña y se me tumba al lado.
Y yo no fallo, oye, le abrazo, le doy besitos… le dejo que me torture y encima encantada, ronquidos, patadas, acabo de canto con una mano en suelo para no caerme que un día me abro la cabeza con la mesilla, y al final, tras media hora, me voy al sofá del salón que es donde mejor se duerme en estos tiempos en mi casa, porque es como dormir con un pulpo con pulgas… otra variante de este método consiste en la total rendición de Luis, que dispuesto a terminar con eso de que Luisete se nos metiera en la cama, el otro día cuando iba a tumbarse con nosotros, le echó la bronca y le dijo que se fuese a su cuarto a dormir, y él, como me tienen calada y soy una blandita, se tumbó a lo “perro apaleado a los pies de la cama”. Joooooder! Qué listos son! No le falló, claro. Nos dio tanta pena que por supuesto nos rendimos. Menos mal que Jaime odia compartir nuestra cama. Bueno, hasta esta mañana, que se ha despertado antes que Luisete, y cuando ha llegado a la habitación nuestra y le ha visto dormidísimo en el sitio de su papá, creo, lo juro, que he oído el click de su cerebrito y estamos perdidos. Al final, me veo con la cama de 2*2. Para qué discutir?
Definitivamente, en estos casos, veo porqué Luis va para santo…

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