¿DE QUÉ VA TODO ESTO?

Tras años mandando batallas a mis familiares y/o amigos, tras miles de intentos por mi parte de tener un sitio donde compartir mi humor corrosivo y ácido sin obtener frutos, tras rogar, pedir por las buenas, pedir por las malas, llorar y hacer todo lo que se me ha ocurrido... por fin he conseguido tener un blog! Preparaos...

RITUAL BÁRBARO: LA SIESTA FAMILIAR

Terrible, estresante, rallano en lo infernal... casi casi demoníaco, diría yo, por aplicar algunos adjetivos calificativos al producto que se obtiene de meter en la cama, a la hora de la siesta, a mis dos hijos a la vez.
Con mi marido de trabajocaciones en Madrid, y mi padre hasta el moño de que se le escape Luisete cuando intenta dormirle la siesta con él, me he hallado en la tesitura de acostarme yo con ellos, para obligarles a dormir.
El rito de la siesta es curioso en grado sumo, pues cuando puedes dormirla no quieres (niñez) y cuando quieres, raramente puedes dormirla (vida menos niñez)...
Recuerdo con verdadero pavor las siestas que mi madre nos obligaba a dormir cuando éramos pequeñas, y ciertamente, a mi tampoco me gustaban nada.

EL TAMAÑO ES CUESTIÓN DE GUSTOS

Como lo prometido es deuda, quiero aquí hacer una reflexión sobre el tamaño de las cosas, bueno, más bien de las personas, para ver si de una vez por todas consigo que se me entienda: NO ESTOY GORDA, es que estoy concentrada!
Parece que veo a Coco... "GRAAAAAAAAAAAANDE!" "pequeeeeeeeeeeño!" "GRAAAAAAAAAAAANDE!"
 "pequeeeeeeeeeeño!". Ahora creo que lo entiendo: No todos vimos el mismo capítulo de Barrio Sésamo.
Estoy un poco harta de la báscula y del Índice de Masa Corporal. Se puede saber quién coño inventó este término!? Bueno, pues un estadista belga llamado Lambert Adolphe Jacques Quételet (Gante, 22 de febrero de 1796Bruselas, 17 de febrero de 1874) fue un astrónomo y naturista, además de matemático, sociólogo y estadístico.

LA DEPILACIÓN

Odio los pelos. Odio mucho los pelos.
Tengo mucho pelo. De hecho, me puedo permitir el dudoso lujo de acortar mi melena hasta límites discutiblemente aceptables para una mujer con una frecuencia anual, e inexorablemente, en un año, osea, 365 días, vuelvo a tener una melenita muy de "mamás", como dice Luisete.
Siempre que voy a la peluquería la señora que me atiende me informa de la gran cantidad y calidad de mi pelo, y muchas veces me han dicho aquello de "qué suerte de pelo tienes...". Ahora bien, las personas que manifiestan tales sentimientos, son conscientes de que la hormona, célula, o mejor cicho, "perra-célula" que hace que el pelo de mi cabeza sea tan estupendo se encarga también de que sus primos de todo el resto de partes de mi cuerpo sean como el de "zumosol"?

LA PESADILLA DEL IPHONE

Tras meses y meses de lucha, peleas, llamadas, telefonazos, palabrotas, aventuras, desventuras, transgresiones espirituales, cabreos, insultos, accidentes, incidentes y otros avatares... TENGO UN IPHONE!!! Por fin estoy realizada como cibernauta! Por fin estoy completa... Hay que joderse!
La historia comienza, como siempre, con uno de mis venazos.
Como tengo tantos producctos de Ipod, hace un par de años me puse chuleta y dije aquella gilipollez de: "Para qué puedo querer un Iphone si tengo Ipod y tengo móvil?".
Lo dicho, una estupidez. Cogí otro móvil táctil, que hacía fotos chulas y admitía tarjeta micro sim, ni recuerdo... si, un SAMSUNG! Valiente aparato. Noble. Educado... acabó sus días en el water, precipitado por Jaime, ni recuerdo ya por qué motivo. El caso es que lo destripamos y secamos tanto como pudimos, pero aunque hizo el intento, pues arrancó y sonaba, la pantalla era la leche. Apretabas el número 1 y salía un *... Apretabas el 5 y salía un 2, o un 0, dependiendo del día y de la temperatura exterior.

ACOSO SIN DERRIBO

Os voy a contar lo que me pasó ayer, porque aún no doy crédito...
Íbamos por trabajo mis compañeras y yo a Portugal, volando por la mañana a primera hora, y regresando por la tarde... hasta ahí todo lo normal. Llegada al aeropuerto con el tiempo justo, porque me queda tan estupenda la ropa que ahora no sé nunca qué ponerme... Cualquier día me pongo unos vaqueros con una falda por encima y tres camisetas, porque con toda la ropa que tengo ahora y que me vale, porque tener tener, siempre he tenido mucha pero no estaba dispuesta a que mi silueta se metiese dentro, pues como decía, me pruebo tres o cuatro modelitos, me pinto un poco, me deshago los cerrojos, porque eso no son nudos, que tengo después de lavarme el pelo, me pruebo tres o cuatro pares de zancos de NINEWEST, que debe diseñar algún cojo porque es imposible que alguien que camine sobre dos patas proponga que los demás mortales humanoides nos subamos en esos zapatos y demos un paso, busco otro zapatos un poco femeninos pero lo suficientemente masculinos como para poder andar con ellos sin dislocarme la cadera, y por fin, después de treinta minutos de carrera, estrés, y mucho sufrimiento, llego la última a la puerta de embarque, donde mis amigas me esperaban pacientemente...
Había allí un grupito de cuatro tipos, trajeados y con una pinta de ejecutivos bastante interesante. Eran monos, pero dos de ellos tenían barba... no sé, a mi esto de dejarse crecer bellosidades alrededor de los labios... no me acaba de convencer. Eso si, un par de ellos, uno barbudo, no estaba mal del todo. Qué narices, estaba bastante bien, barbita a parte. Volaban como nosotras, a Lusitania.

A DIEZ MINUTOS ANDANDO…

Procedo a contar la odisea que viví por querer complacer a María (mentira, es que quería ir al rastrillo, que me encanta) el puente de Junio que pasamos en Guardamar.
María y Carlita se habían apuntado a las minivacaciones, inicio de la etapa estival este año. Genial!
Debo señalar que mi hermana María es bastante cabezota. Eso de entrada. Tampoco estaría mal añadir que soy compradora compulsiva, por lo que cuando tengo “mono”, que es generalmente siempre que no estoy haciendo otra cosa que me resulte más interesante, lo mejor que me puede pasar en la vida cuando tengo mono, repito, es tener un todo a cien cerca. Apostillaré que esto no me ha pasado nunca. Suelo tener más a mano El Corte Inglés… a veces, cuando entro, me parece hasta que me “hacen la ola". Será cierto?

AVATARES EN GATRWICK AIRPORT

Cuando viajo a UK, a ver a mi hermana, siempre pienso lo mismo: “Me he equivocado de planeta!, Me habré pasado la parada?”
De veras pido perdón a los ingleses, pues no pretendo con mis comentarios ofender a nadie, pero tío, qué raritos son!
Aquí, cuando compro algo en una tienda, a pesar de usar mi supertarjeta de chip y ping, pung, puk, pac, pam o como coño se llame, me piden que muestre el DNI, hacen como que miran pero no cuela, y nosotros lo enseñamos por costumbre; cierto?