¿DE QUÉ VA TODO ESTO?

Tras años mandando batallas a mis familiares y/o amigos, tras miles de intentos por mi parte de tener un sitio donde compartir mi humor corrosivo y ácido sin obtener frutos, tras rogar, pedir por las buenas, pedir por las malas, llorar y hacer todo lo que se me ha ocurrido... por fin he conseguido tener un blog! Preparaos...

AL AGUA PLATOS

Nuevamente recurro a mis recuerdos para rescatar la siguiente historieta...
Tenía Luisete un añito ya cuando pasábamos de nuevo unas semanitas de Agosto en la casa de Rota. Debía ser un día cualquiera entre semana, pues de vacaciones todos los días son iguales, cuando Luis y yo descansábamos viendo la tele, o leyendo, no recuerdo bien, mientras mi padre se había llevado a Luisete a hacer su deporte favorito: echar de comer a los peces del estanque...
Debo decir que el estanque es un gigantesco lago con canales y su buen paseo alrededor, con palmeras, zonas de césped... un remanso de paz... bueno, a veces. Hay en el lago unos peces que el primer año tenían un tamaño aceptable y resultaban bonitos. El segundo año eran un poco más grandes y a todos nos llamaba la atención cómo habían crecido. Pero el tercero... el tercero era como tiburones. De hecho vi una vez pelear a los patitos con los peces por comida. El pato agarraba con el pico un gusanito por un extremo y mientras tiraba violentamente de la vianda, con las patitas palmeadas empujaba a un pez de dos palmos que a su vez sujetaba el gusanito por el otro extremo y tiraba mientras sacudía al pato con las aletas y le gritaba improperios por las branquias... Tal es el tamaño que tienen algunos que cuando les ves salir a coger la miguita de pan saltas un metro para atrás, no sea que te arranquen un brazo...
Bien, tengo partes de mis dos progenitores, eso resulta obvio, pero la parte payasa es de mi padre. Podrá no parecerlo pero es así.
Sigamos y centrémonos. Se había llevado él a Luisete a dar una vuelta con el carrito y echar de comer a los peces. Luis y yo disfrutábamos de esos momentos de tranquilidad cuando, estando sentados en el patio de detrás de la casa, vemos llegar a una montaña de lodo (mi padre), empujando un carrito que parecía sacado de una de las pirámides de Egipto de la cantidad de mierda que tenía encima, y que llevaba sentado a un Luisete con los ojos como platos y la cara toda llena de verdín, además de toda su personita. Menos mal que le había quitado el chupete!
Mi padre no debía de sentir nada, tal era la conmoción que traía... empuja el carrito, nos mira, y se echa a reír como un poseso. "Pero qué os ha pasado?!?". "JUA, JUA, JUA... pues que le estábamos dando de comer a los peces en la zona de la playa (de baldosas), y lo estábamos pasando de fábula, pero como Luisete no llegaba bien a echar la comida, me he acercado al bordecito, pero seguía sin llegar, JUA, JUA, JUA, entonces le he acercado un poco más, y... JUA, JUA, JUA, he inclinado el carrito hacia adelante para que les viese bien, JUA, JUA, JUA, he resbalado, se me ha escapado la silla que se ha volcado dentro del agua, al ir a sacarla y con el verdín del borde me he resbalado también yo, y así hemos salido. JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!"
Ahora me río, pero en ese momento no me hizo ninguna gracia. Bueno, si, mi padre llevaba verdín por los cristales de las gafas, por la calva, por las pantorrillas... a Luisete cuando le desnudamos para bañarlo le quitamos un pez del pañal!
Pero con el susto que teníamos y como éramos primerizos, dice Luis, siempre la alegría de la huerta, "los patos son los que más contagian la legionela! Pedro, el niño ha tragado agua?!?" Yo ya estaba verde y muerta de la angustia... "Y yo qué sé?!?" Pero yo me dije, si tiene verdín por las fauces, puede haberse tragado al menos unas gotitas... me acordé de los peces de Carabaña que tienen verrugosis asquerosus, que debe ser algún tipo de cáncer de pez, y de los patos que pisan las cacas son sus patitas...
Entoces Luis coge una de las medicinas y se la da, porque no sé qué antibiótico era para combatir no sé qué bacteria... yo llamé a mi tía pediatra para preguntarle y nos dijo que le diésemos unos días de antibiótico como medida preventiva...
Creo que me pasé tres días midiéndole la temperatura, con un susto...
Desde entonces mi padre tiene suspendido el carnet de empujar carritos.

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