EXHIBICIONISTA

Cenando ayer noche, una amiga me recordó un evento de mi pasado del tipo de cosas raras que suelen pasarme a mi, así que procedo a exponerla por si os pudiese interesar...
Creo que hace tres o cuatro años, andaba yo trabajando tranquilamente frente a mi ordenador, cuando me surgió una visita de obra para tomar unas fotos que documentasen el estudio.
Había cogido yo, de golpe, unos tres o cuatro kilogramitos, y a mi, normalmente, los kilos expontáneos se me ubican siempre en el mismo sitio...
Bueno, pues me cogí la cámara de fotos, el teléfono y las llaves del coche, y me fui a El Escorial, en cuyo casco urbano estudiaba una futura urbanización.
Por el camino, y debido a uno de esos muchos asuntos propios de la convivencia, discutí con mi marido. Era tal el cabreo, que iba yo ya odiando al sexo masculino en general, y a esta mujer en particular, por haber discutido. Rumiaba yo mi desdicha e infamia cuando llegué a mi destino.
Si conocéis el pueblo, entrando desde Madrid, hay una curva descendente a derechas que pasa por encima de una estructurilla, a la salida de la cual hay un caminito. Allí aparqué yo, tan chula.
Saqué mis planos, y los extendí sobre el capó del coche para poder localizar los puntos singulares a fotografiar.
Sucede que Dios, en el momento de pensarme, me pensó con los ojos cinco centímetros por debajo del metro sesenta y uno, lo que quiere decir que soy más bien bajita. (Además, me pensó gordita...) Ya podía haber apuntado para otra parte!
Con estas armaduras, yo intentaba hacer una foto que recogiese todo el ámbito de la actuación, pero con tan escasa altura, resultaba casi imposible no ya fotografiar todo lo que me interesaba, sino evitar el seto que tenía justo delante.
Debo señalar que estaba yo parada junto al coche, al pie de la curva mencionada, por lo que los camiones y coches procedentes de Madrid, siempre me enfilaban a mi al entrar en la curva...
Presa de mi desesperación por hacer la foto, y con la cabeza sobrecalentada por la "mala leche" acumulada en mis gónadas, decidí, con esa resolución y afán por hacer las cosas por encima de todo (nunca mejor dicho), subirme al capó del coche.
Allí encaramada, casi tenía la vista perfecta, por lo que como una loca, me dediqué a fusilar mi objetivo (por lo menos disparaba a algo)...
Baja, de pronto, por la curva, un camión blanco y reluciente, y empieza a pitar, como un loco: "pooo, poooo, poooo..."
Bah, un loco, pensé yo...
Y proseguí sobre mi improvosada tarima, con mi trabajo.
Tiempo ahora de un todo terreno, con un tío que lleveba la ventanilla bajada, y que grita: "GUAPA!!!"
A mi ya se me puso cara de póquer...
Otro camión, y pitada de escándalo.
"Pero qué les pasa a estos gilipollas?!? Es que una no puede hacer su trabajo sin que la dejen en paz?!? Si abollo mi coche, es mi problema! Estos tíos son idiotas, de verdad..."
Ahora fue el turno de una furgoneta, donde un tío, de esos que va con el pantalón medio bajado, enseñando parte de su trasero, y con cara de asqueroso, me grita: "BUENORRA!"
Buenorra?
Buenorra yo!?!
BUENORRA?!?
Y me bajé con toda mi mala baba del coche, que casi me mato...
De pronto, para horror de mi autoestima y afloramiento de mi vergüenza, al mirar hacia a bajo veo que llevaba los dos botones del escote "abiertos de par en par"! Mis encantos quedaban expuestos a la vista de cualquiera que mirase a una tía loca subida en el capó de un coche haciendo fotos a un trozo de campo...
Pensarían que era una "chatina"?