Hoy ha sido un día terminal. Odio echar gasolina, aunque sea pecado odiar.
Voy por la M-40, y de pronto el coche pierde fuerza, hace ptuf-ptuf y se para. No sé si iba cuesta abajo, o rodó por la energía generada por mi mala leche hasta el arcén. Suena una vocecilla tímidamente en lo más profundo de mi conciencia... "Mañana en cuanto salga tengo que echar gasolina, que me quedo tirada".
Voy por la M-40, y de pronto el coche pierde fuerza, hace ptuf-ptuf y se para. No sé si iba cuesta abajo, o rodó por la energía generada por mi mala leche hasta el arcén. Suena una vocecilla tímidamente en lo más profundo de mi conciencia... "Mañana en cuanto salga tengo que echar gasolina, que me quedo tirada".